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Las pioneras | La Vocación de las Pioneras (The Vocation of the Pioneers)
Mucho de lo que quisiéramos saber acerca de Marie Virginie se quedará en el secreto de la historia, puesto que no nos ha dejado muchas cartas que puedan ilustrarnos acerca de ella misma, de su familia y de su vida en Oceanía. Sabemos que fue admitida como novicia en la fraternidad de Vírgenes Cristianas de Lyon el 2 de mayo de 1856 y que profesó el 8 de diciembre. Con todo, atraída por “una voz interior”ha sentido que Dios la invita para algo mayor - a dejarlo todo ‘por Oceanía. Partió desde Londres en julio de 1858 con Marie de la Croix y Marie de Bon Secours; el P. Poupinel asegura que “ella estaba dispuesta a realizar cualquier sacrificio que le pidiera Dios” (Paix-Poupinel, 16.05.1858, Carta 1, §3, NP I, 77bis).
Su vida como misionera empezó en La Concepción (Nueva Caledonia). Al poco tiempo sus dos compañeras fueron enviadas a la Isla de Pinos. Quedó sola para ocuparse de la escuela, de la iglesia y para cuidar a los enfermos. Aunque apreciaba la compañía de las jóvenes como “excelentes compañeras” le costaba mucho la separación y la soledad. También sufría debido a la falta de preparación por su instrucción deficiente. El P. Rougeyron la ayudaba a preparar las clases de francés, lo que resultaba insuficiente. Era querida por las alumnas. Dieron pruebas de una manera conmovedora, el día que le entregaron unos céntimos. Se daba cuenta que no podía aceptarlos, ya que su pobreza era patente. El sacerdote dijo a las alumnas que la Hermana trabajaba por el amor de Dios y no esperaba recompensa en esta tierra. Las monedas fueron entregadas a la Propagación de la Fe (Paix-Yardin, 27.08. 1860, Carta 12, §4, NP I, 197).
Marie de la Paix cuidaba con esmero a los enfermos pues sabía que “su fuerza le venía de Dios”. Una epidemia causó estragos a La Concepción; ella escribía que había que“recorrer choza por choza llevando alivio”a los enfermos y preparando a los moribundos (Paix-Hélion, 24.04.1861, Carta 14, §3, NP II, 225).
Marie de la Paix quería ser religiosa desde jovencita. Quedaba desanimada por las cartas de la Madre Marie du Cœur de Jésus, pues temía que la tendría por incapaz. Pero según el P. Poupinel, “ella temía entrar en la Congregación” (Poupinel-Yardin, 07.11.1865, NP II, 401). No hay señales de que haya sido aceptada.
El año 1867 se estrenaba en la escuela de Pouébo (lugar en él se quedó hasta 1879). El P. Rougeyron quedó admirado por su trabajo el cual escribía que la encontraba “llena de celo y con mucha buena voluntad pero que carecía de instrucción y de educación” (Rougeyron-Favre, 10.09.1867, NP III, 476).
Estallaron unos enfrentamientos y los heridos se los traían a ella. Más adelante se la acusó malintencionadamente por haber excitado a la población a que se levantase cortando la cabeza del cadáver del jefe Hippolyte Bonou” - acusación que la mortificó mucho (cf. Espérance-M. du Cœur de Jésus, 03.03.1868, Carta 43, §4*). Pero su amor a María y la confianza en su protección, a la que siempre llamaba“Mi Madre” nunca le fallaron, ni siquiera en tamañas dificultades.
En 1882, se hallaba en Ouvéa, entonces su salud desmejoró mucho; todo le resultaba pesadísimo. Ya sufría de anemia aguda y de dolores de cabeza violentos; pasó a una depresión nerviosa; al parecer no llegó a recuperarse. Moría en la Isla de Pinos en 1896.
Me daba pena esta querida Sociedad de María que me había recibido en su seno y gracias a ella me veía libre de esos males espantosos. Sí, Padre, todos los días, sin falta, no he dejado de agradecerle a Nuestra Buena Madre; le pido que lo proteja en todo, en todas partes; me daba pena al oir comentar cómo le causaban tanto daño a las casas religiosas, especialmente en Lyon; que eran perseguidos por demás a diario. El buen Padre Ameline exhortaba a que se redoblaran las súplicas. Que Santa María lo proteja cada vez más (Paix-Poupinel, 17.04.1872, NP III, 595).