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Noticia inserida el 22/09/2012

Celebracion del Jubileo SMSM


SMSM SistersReflexión a cargo de la Hermana Virginia Fornasa, durante la Eucaristía

¡Hermanas, ustedes han escogido unas lecturas de la Escritura tan hermosas para la celebración de su jubileo! En el Evangelio, tenemos un relato que va directamente al corazón de nuestra vocación misionera: con Jesús « seamos portadoras de la buena noticia a los pobres, anunciemos a los cautivos la liberación, a los ciegos la vuelta a la vista y proclamemos un año de gracia del Señor » (Lc. 4,14-21) – un año jubilar … Las Hermanas de este grupo se han tomado muy en serio « este año jubilar » y han empezado esta celebración hace meses y, sin duda, seguirán a tomarlo en serio… Y es bueno hacerlo porque el Señor ha hecho maravillas por medio de ustedes, como dice la primera lectura, « mucho más de lo que podíamos imaginar ».

« Mucho más de lo que podíamos pedir u imaginar ». En nuestras Constituciones leemos que « al igual que María debemos avanzar en la fe, damos la bienvenida a lo inesperado». A veces, cuando queremos describir un día en que habíamos planificado algo y lo terminamos haciendo otra cosa, esto nos produce una sonrisa. (¿Qué hizo hoy? ¡Oh, estaba ocupada esperando lo inesperado!). SMSM Sisters

Pero estas Hermanas, y sobre todo las que celebran sus 50 años de vida SMSM: Anne, Mary Anne, Christine, Mary Cletus y Mary Jane, han afrontado lo inesperado en una situación mucho más amplia que la cotidiana. Es posible que ustedes conozcan el dicho chino se dice: « Te deseo vivir en un tiempo de grandes cambios ». Bueno, nuestras « jubilarias », las Hermanas que hoy celebran 50 años de vida misionera entraron en ¡1959 ! Hicieron el noviciado en la idílica quietud del estupendo bosque de Bedford. Y, seguramente, no sabían que al perseguir su sueño, habían puesto los pies en una canoa dirigida por una catarata, los turbulentos años ’60 y ’70, cuando la cultura norteamericana se vio fuertemente sacudida se perdió la confianza en las instituciones, cuando la Iglesia empezó a afrontar el desafío del « aggiornamento », adaptándose a la época moderna, según el deseo del Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II. Y también cuando varios países en vía de desarrollo empezaron a cerrar la puerta a los misioneros, de una manera u de otra.SMSM Sisters

En 1962, cuando estas Hermanas hicieron sus primeros votos en Bedford, no tenían idea de lo que les esperaba. Pero se comprometieron de todo corazón – con las palabras que ustedes van a oír una vez más dentro de un momento – en nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo a compartir la misión de Jesús « al estilo de María » donde esta las llevaría. Estoy segura de que cuando ustedes recibieron el primer envío en misión – Perú, Figi, Bougainville – ustedes quizás pensaron, basándose en la experiencia de muchas otras Hermanas que las precedieron, que sería la « misión » de ustedes hasta el fin de su vida. Hacia la mitad de los años ‘60, se les dijo que tenían el permiso de volver a su casa « cada diez años », pero muy probablemente ustedes pensaron que volverían siempre a la misma misión. SMSM Sisters

Ahora, al partir de la perspectiva de 2012, si miramos atrás y vemos dónde estas Hermanas han estado en el curso de su vida, sabemos que quizás han empezado en Perú o en Figi, o en Papua Nueva Guinea, y que después han sido llamadas a ir a muchos otros lugares durante los años, que incluye a Kiribati, Ruanda, las Islas Chatham, las Islas Vírgenes, Tennessee, Massachusetts, Florida. Varias Hermanas de este grupo han pasado años en el servicio del liderazgo y formación de la Congregación, en Los Estados Unidos, en Australia y en Roma.

SMSM SistersLa Hermana Palepa, quien celebra 25 años de vida religiosa, viene de la Samoa americana y entró hace 25 años en la Congregación, en Nueva Zelanda. Es posible que en ese periodo ella experimentara más cambios que las otras Hermanas que celebran hoy 50 años de vida religiosa. Pero Palepa también, el día de sus primeros votos no se imaginaba que en lugar de aprender Tagalo o Swahili, iba a tener que aprender el Alemán, para ser destinada a Europa Oriental. Esta fue una misión diferente a las demás que conocemos. Se trataba de ir a una zona donde el gobierno comunista había intentado eliminar cualquier tipo de religión. La Hermana Papela se entregó con enorme generosidad, como lo hicieron las otras Hermanas que estuvieron allí, a los retos de la nueva evangelización. Pero unos años después, la Congregación se retiró de Alemania, y a Palepa se le pidió que aceptara otra misión inesperada: esta vez su destino fue a los Estados Unidos para prepararse por la misión de la Pastoral Vocacional.

SMSM SistersTodas nuestras Hermanas que hoy celebran se vieron obligadas – a veces por circunstancias más allá de su control – a cambiar su país de residencia y el tipo de trabajo que hacían. Algunos de estos cambios han sido portadores de vida; otros han sido difíciles y dolorosos. Sin embargo, la Congregación sigue, en su conjunto, discerniendo cuál es el sentido de la misión hoy, para nosotras, SMSM. La “Misión” es el núcleo fundamental, el corazón de nuestra vocación y sabemos que uno de nuestros Capítulos Generales en Roma, en el año 1980, debatió su sentido y significado durante tres meses para tratar de dar a este término una expresión adecuada en nuestras Constituciones. Y seguimos discerniendo el sentido de la misión para nosotras hoy, como hemos visto en el último cuestionario que hemos encontrado la semana pasada encima de nuestras mesas. Pero, aunque como Congregación tratamos de encontrar las palabras, de fijar las prioridades y de tomar decisiones, ustedes pueden estar seguras, queridas Hermanas, que han vivido cada día la misión de la presencia y de la acción de Dios en el mundo. En la enseñanza, ocupándose de los enfermos, formando a enfermeras y agentes pastorales, creando un centro de acogida para las víctimas de la trata de personas, defendiendo a los jóvenes delincuentes, acompañando a personas con dependencias de varios tipos, trabajando para que los pobres tuviesen un techo, ayudando a los inmigrantes a ajustarse al nuevo país, ocupándose de los ancianos, trabajando entre bastidores en la gestión financiera, y en otros servicios que la Congregación les ha ido pidiendo. Con su presencia, su atención y su servicio ustedes han sido los instrumentos de la « misericordia divina » en la vida de muchas personas.

SMSM SistersEntre todos los cambios, debemos preguntarnos, ¿cuál ha sido la constante, qué les ayudó a ustedes, a perseverar por el camino durante esos 25 o 50 años? Ante la energía, la adaptación, el celo por la misión de estas Hermanas, debemos preguntarnos ¿cuál es la fuente de su fuerza, de dónde sacan su audacia?

SMSM SistersHoy tenemos la alegría de tener entre nosotras a la Hermana Dara, que nos recuerda de forma visible de dónde viene esta fuerza. La Hermana María Dara hizo sus primeros votos con este grupo, hace 50 años, en Bedford, y por un tiempo fue misionera en Perú. Pero en cierto momento de su vida se dio cuenta de que tenía vocación para la vida contemplativa enclaustrada y nos dejó (en cuerpo, pero no en espíritu) para unirse a las Clarisas, en Sauk Rapids MN. Más tarde, se hizo ermitaña, consagrando toda su vida a la oración, en soledad.

Recuerdo cuando encontré a la Hermana Dara, por primera vez, hace varios años, y le pregunté- como hice con las otras Hermanas que nos habían dejado para unirse a las Clarisas o a las Carmelitas:- « ¿No sentían ustedes que podían ser contemplativas siendo Maristas? » Ella y todas las demás me respondieron con determinación: « No»,- una Marista ha de ser contemplativa- pero ellas se sentían llamadas a vivir de otra forma, en un contexto monástico, o como ermitaña.

Para nosotras SMSM, la oración es « el punto de tranquilidad» en medio de la turbulencia de las actividades. Más que todo es la verdadera fuente de nuestras actividades. En nuestras Constituciones leemos:
« … como los encuentros personales con el Señor,
cuyo amor nos ha posesionado
y en quien encontramos nuestro gozo,
se prolongan en la acción
en la que permanecemos unidas a El.
la acción nos devuelve a la oración;
esta la completa,
la ensancha
y la dirige hacia la gloria de Dios y la salvación del mundo. »
(119).

En nuestra tradición marista lo expresamos así : « Somos llamadas a una unión íntima y constante con Dios y a un amor profundo hacia los demás ». Pienso que al crecer en este estilo de vida, debemos ser cada vez más conscientes de que si nuestras obras, grandes o pequeñas que sean, no son una expresión visible de « nuestra vida escondida con Cristo en Dios », de una vida interior de amor, pueden ser, como dice San Pablo « bronces que suenan y címbalos que retiñen ».

El don que hemos recibido siendo llamadas a ser Hermanas Misioneras en la Sociedad de María, es « mucho mayor que lo que hubiéramos podido imaginarnos ». Ninguna de nosotras es digna de este don. Es un don gratuito « una elección gratuita» que Dios nos hace, ese Dios que es amor, y creemos que es María, la Madre de Jesús quien nos ha inspirado a seguir su camino.

Nos quedamos asombradas, Hermanas, viendo todo lo que ustedes han realizado, todo lo que ustedes han hecho, no sin sufrimientos,- pero lo más profundo es la transformación que ha ocurrido en sus vidas, cuando ustedes han tratado cada día de ser fieles y seguir por este camino, reconociendo humildemente sus límites y fragilidades, aceptando regocijarse en el amor de un Padre pródigo, siempre dispuesto a acogernos en su morada, con una celebración gozosa.

Como muy bien lo dicen nuestras Constituciones : « Con el fin de que la Congregación cumpla con su mandato,
cada hermana contribuye personalmente
no tanto por lo que hace
sino en convertirse gradualmente
en la persona que ha sido llamada a ser:
entregada con alegría a Dios
por el Reino
según el espíritu de Maria. »
(23).

Nos alegramos con ustedes, porque el Señor hizo en ustedes y por medio de ustedes maravillas, «más allá de lo que ustedes pudieran pedir e imaginar ». A El la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús. Amen.

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