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Noticia inserida el 10/02/2010

Ver de nuevo Jamaica

Levanto mis ojos hacia las montañas:
Estaba en la ladera de la colina, afuera del Centro Claver de las Hermanas Mayores de la Caridad y alzaba los ojos hacia las montañas. Las colinas maravillosas, ondulaban con matices de verde más o menos oscuro terminando con un cielo de color azul clarito. Frente a mí se extendía un conjunto de flores de diferentes colores, del rojo fuego al naranja, con un follaje tropical, las viñas, los arboles de todo tipo. Me quedé un momento quieta y como estupefacta, frente a tanta belleza, me di cuenta que la presencia de Dios en el alma de Jamaica es la belleza de esta tierra querida. En todo esto se expande la sanación, la esperanza y la vitalidad por todo lo que esta roto, sin esperanza, y que lucha en la vida del pueblo.

Desconocido y oculto, una Característica Marista:
Se van a reír cuando lean mi segunda fuente de inspiración. Fuimos en carro a la misa y en el camino de Harbor Street, en Montego Bay, con el famoso Montego Bay a la izquierda y sus números puestos de venta, sus tiendas, sus canales y la basura dejada del lado derecho de la calle. Nos paramos cerca de estas inmundicias donde un anciano (probablemente más joven que yo) se apoyaba en el mango de una escoba. Sonreía. Se acerca atrás del carro y saca la bolsa de basura; al lado, había una bolsa de harina y una de “esplenda” (el señor era diabético y había pedido a la hermana un poco de azúcar). Hemos seguido nuestro camino en medio de sonrisas y saludos con la mano. Este hombre parecía muy contento. Guardaba su lugar muy limpio y estaba muy orgulloso de esto. El sencillo gesto de ayudar a la Hermana y lo que él recibía a cambio, creó una verdadera amistad entre ellos que duró muchos años. Esto resumía para mí la misión de nuestras hermanas en Jamaica. Ellas viven verdaderamente desconocidas y escondidas, ofreciendo sus servicios en los sectores en donde la pobreza es extrema.

Las Hermanas forman a la gente ayudándolas a encontrar un trabajo. Ellas rinden servicios durante todo el día que permite a otros, ir al trabajo. En Kingston, Hna Lupe ayuda en el desarrollo de pequeños proyectos y garantiza a los organismos que prestan dinero, que será bien usada para los pobres. Hna Ruth se encargaba durante 13 años de la catequesis en la Diócesis de Montego Bay y también de un buen grupo de catequistas bien formados y felices de sembrar la Buena Nueva.

Todas estas personas no toman el primer puesto cuando actuan. Ellas hacen un apostolado humilde y escondido y nada queda registrado en términos de éxito. Simplemente, saben y sienten que Dios los llama a estar ahí, solidarios con estas personas de buen corazón, los jóvenes desempleados que aman la música bullosa. M. W, en Harbour Street, ha sido para mí un modelo de personas dignas y haciendo de todo para salvaguardar esta dignidad.

Hna Judy Sheridan smsm

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