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Marie Antoinette COLLARD

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Fallecida el 20/03/2009

Hna Marie Antoinette nació en una familia muy cristiana. Tenía un hermano sacerdote que estimaba mucho. Hasta el final, su familia tuvo un espacio muy grande en su corazón y particularmente en sus oraciones. Pensó en la vida religiosa misionera siendo muy joven e ingresó al postulantado de Sainte Foy el 16 de enero 1933. Tenía solamente 17 años y medio.

Desafortunadamente salió en Julio del mismo año por cuestión de salud. Más tarde, hizo un postulantado de 6 meses en la Congregación de las Hermanas de la Compasión en Lyon. No encontraba lo que deseaba, pidió de ingresar nuevamente al postulantado de las Hermanas Misioneras de la Sociedad de María. Hizo su Noviciado en Estrablin Isère y profesó el 8 de septiembre 1949.

Se embarca para Nueva Caledonia en el Sagitaria el 30 de Noviembre 1949 y fue nombrada a la enseñanza en Hienghène, y después en 1952 a Bourail, en 1954 a Fayaoué-Ouvéa, en 1957 a Thio.

En 1959, una asociación se constituye para responder a las necesidades de las jóvenes que venían a trabajar en Nouméa. Se abrió una residencia y es la hna Marie Antoinette que la organizó y dirigió. Le gustó mucho este trabajo social y se entregó completamente a esta labor. Hizo de esta residencia, Massabielle un bello lugar de acogida.

En 1964, regresó a Francia para su secundo noviciado y como resultado fue nombrada Regional de Wallis y Futuna. Llegará a Oceanía en Agosto 1965 y tuvo como comunidad Sofala. En la fe, aceptó este difícil servicio que la Congregación le pidió. No conocía a Wallis y Futuna pero se entregó a esta responsabilidad con valentía. Ella trabajó mucho para mejorar la vida material de las hermanas: restaurar los edificios, contrucción de un tanque grande para el agua, el jardín etc…
En 1969, abrió un taller de manualidades en Sofala para las jóvenes y lo dirigió hasta 1971.

En 1972, regresó a Nueva Caledonia y fue nombrada a San José, Ouvea. Enterada de su muerte, una hermana me escribió: “Empecé mi vida misionera con ella en Ouvea. Tenemos en común la suerte de tener un hermano sacerdote, y hemos rezado mucho por esta intención. Su pasión y su tenacidad por la MISION me ayudaron mucho al comienzo…Que el Señor nos regale vocaciones de este tamaño.

De 1972 a 1974, Era superiora de la Casa de oración en Mont Mou y fue a Francia para sus vacaciones. A su regreso en 1975, fue nombrada como ecónoma regional a Nouméa, labor que ejercerá con éxito y competencia. Se empeñará mucho en búsqueda de una casa regional y al mismo tiempo la vigilancia de la construcción de la nueva en Quartier Latin.
En 1981, regresó a Francia para vacaciones y salud. A su retorno, se fue a la Foa y después a Isla de los Pinos, participó durante un mes a las renovación de las Hermanas Mayores en Mont Mou Nueva Caledonía. En 1990, de nuevo a Francia para un descanso y renovación.
De regreso a Nueva Caledonía, mientras rindió servicios en la Comunidad de Vallée du Génie, visitó a las mujeres presas en la cárcel de Nouville, y le gustó mucho este apostolado y aun siendo un poco minusválida en sus desplazamientos, ejercerá hasta el final y su regreso definitivo a Francia.
Participó durante sus vacaciones a las renovación de las hermanas mayores en Roma en 1996.
En 2000, su salud disminuyó y formó parte de la comunidad de San Louis hasta su regreso a Francia en 2003.

Hna Marie Antoinette tenía una fe grande, oraba mucho y perteneció por mucho tiempo a un grupo de oración de la Catédral donde encontraba muchos amigos.
De fuerte temperamento, el 8 de enero al momento de recibir la unción de los enfermos, me pidió perdón por todas las personas a las que pudo haber herido.
En los últimos meses, su salud se deterioró mucho y fue hospitalizada. Se mejoró pero no por mucho tiempo y regresó otra vez al hospital el 16 de marzo. Más tarde falleció en el hospital de Sainte Foy.

Hermana Marie Antoinette esperaba mucho este encuentro final y decía: “me gustaría que el Señor venga a buscarme”. Durante los funerales el 24 de marzo, la familia estuvo presente. Testimonio de una familia unida y expresaba el don de escucha de la Hna: ”Queriamos solamente decirte nuestro profundo afecto, te decimos gracias por la atención permanente que has tenido con cada uno de nosotros, a tu familia por medio de tus oraciones, pero también de tu escucha, de la correspondencia que has mantenido con nosotros a pesar de la distancia.

Quisiera agradecer a toda la familia y a sus números amigos que la acompañaron durante los momentos difíciles. Agradecer también a las enfermeras, el personal de la casa y de la comunidad que la cuidaron y curado con afecto. Que el Señor la acoja ahora en su gloria de amor.